MI YO GAVIOTA [48]
Aunque tenga mis alas mojadas
y el mar sacuda con fuerza sus olas;
y el río corre veloz por espinosas laderas,
hacia el fondo dirigirás mi vuelo.
y el mar sacuda con fuerza sus olas;
y el río corre veloz por espinosas laderas,
hacia el fondo dirigirás mi vuelo.
Si tengo miedo cerraré los ojos
para no estrellar la carne contra las rocas,
y providencia en la brisa sonora,
empujará mi pequeña barca hasta tus brazos.
para no estrellar la carne contra las rocas,
y providencia en la brisa sonora,
empujará mi pequeña barca hasta tus brazos.
Ahora, un poco de sol les ha secado;
he pensado en ti, ¿pero en verdad me quieres?
Todo viene y va cual olas sobre la playa,
y me quedo acompañada de una vieja soledad.
he pensado en ti, ¿pero en verdad me quieres?
Todo viene y va cual olas sobre la playa,
y me quedo acompañada de una vieja soledad.
Se mueve un espejo en tu profundidad;
mis ojos avistan un tesoro para mí:
¡Oh!, amor de mis amores!
anoche tuve mucho miedo,
pero un despertar de cielo entre rosas y espinas,
me dice que eres el dueño de mis suspiros,
eres Rey en noble cuna
porque secas mis alas en invierno,
y las mojas en verano.
mis ojos avistan un tesoro para mí:
¡Oh!, amor de mis amores!
anoche tuve mucho miedo,
pero un despertar de cielo entre rosas y espinas,
me dice que eres el dueño de mis suspiros,
eres Rey en noble cuna
porque secas mis alas en invierno,
y las mojas en verano.
Cambió en un parpadeo el paisaje;
mi corazón ya no tiembla,
ese calor que ha quemado por dentro,
ha encontrado un oasis para calmar su sed,
y ahora, regocijo y cantares,
arriba con todos los pájaros blancos,
que entre garzos,
le hacen honores a éste nuevo día.
mi corazón ya no tiembla,
ese calor que ha quemado por dentro,
ha encontrado un oasis para calmar su sed,
y ahora, regocijo y cantares,
arriba con todos los pájaros blancos,
que entre garzos,
le hacen honores a éste nuevo día.
¿Viste mi amor cómo el águila te puede ver?
¡No eres tan pequeña!, ¿creías ser invisible para Dios?
Cada queja tuya la toma en sus brazos
y cada curva del camino la endereza por tu bien.
¡No eres tan pequeña!, ¿creías ser invisible para Dios?
Cada queja tuya la toma en sus brazos
y cada curva del camino la endereza por tu bien.
¡Estrellas y más!...
Dios se vistió de añil, pero en la noche,
negro será su vestido,
para que veamos pepitas centellear,
diamantes puros de su corazón
siendo estela arriba de todo,
y paisaje para contemplar.
Dios se vistió de añil, pero en la noche,
negro será su vestido,
para que veamos pepitas centellear,
diamantes puros de su corazón
siendo estela arriba de todo,
y paisaje para contemplar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 14/15
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