lunes, 13 de julio de 2015

¡SÍ, SE PUEDE! [60]




¡SE PUEDE! [60]

¡Se puede!, tenemos que colorear el mundo con la bandera del amor, ahí caben todas las alegrías y se juntan los pesares, que se arropan con el naciente sol...

Y cambiaron de color las hojas, ni siquiera la primavera y las otras estaciones las destruyeron, pues el tiempo las volvió sabias manos abiertas que todo lo entregaron...

Entonces cayeron sus hojas, como los dientes del mundo, un lecho hermoso se ajustó a este tiempo raro, la sonrisa fingida fue carcajada, aquí  los aullidos de lobos se unían, la luna era un sol al mediodía, la lluvia cabellera de un camino, ondeando cual bandera, donde se iban todas las penas y cantaban alegrías, cuando las rocas danzaban a su paso...

Cayeron lentamente, ¿a quién diré que un ave estuvo ahí?, ¿a quién contaré de mis vanas alegrías y de los pesares que ayer estuvieron a mi mesa, y ahora se van?, se alejan, la mala suerte era un sueño pasajero, viene el ruido, el canto de las aves, mi banca de madera donde recojo los inviernos y los guardo en un cofre. El oro es la promesa del mañana, y veo a la distancia las aves que levantan vuelo, me uno a esa bandada, tal vez ahí estés, y tu cantar sea mío, hoy como ayer...

Y de nuevo, volando siempre volando, me alejo, soy un ave blanca en la inmensidad, soy una letra tan solo, un grano de arena, un rayo de luz que penetra por un resquicio de tu corazón, pero se ha cerrado la puerta y una invitación a volar me aleja, mucho más lejos que todas las distancias, fuera de tu mundo, de ese hormiguero donde era algo... tan solo algo... 

Qué hermoso ir como un caballo brioso corriendo por la llanura, sin miedo a nada, qué dulce ver un ave con sus alas abiertas al cielo, sin temer a una roca disparada por su depredador, qué lindo saber que amo, aunque te alejes por ese camino tuyo, marcado por el sol.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, Nov  23/14

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