domingo, 12 de julio de 2015

DIENTE 2 [73]




DIENTE 2 [73]

Era un perro muy bravucón
de dientes  largos y fuertes,
que alejaba ladrones y perversos
de la cuadra de Doña Pacha
y el viejo Pantaleón.

¡Ven acá perrito!, ¿por qué estás triste hoy?
El bravucón respondía con su cola al viento:
¡guauuuu!, es que mi amo me dejó en la calle
y en mi barriga habita un dragón.

¡Vamos mi niño!, ¿quieres ir a casa?
Diente seguía a doña Pacha,
apacible como un ovejo,
dulce, como el sonar de una gaita.

No cambió jamás de calle,
de arriba hacia abajo,
siendo el mejor vigilante sin paga,
Diente se dio a querer de todos;
pero el dueño, ¡le pagó con espadas!

Cada noche al pasar,
sin importar que hubiese lluvia,
bajo una palmera lo vi temblar,
es que ahí era la casa del amo
que después de viejo le cerró la puerta,
asqueado de su olor a perro,
sin mirar a sus ojos que parecían de oro,
con pequeños hilos negros.

Compró un carro, ¡qué feliz estoy!
Abrió la puerta al fin,
¡nadie lo cuidará mejor que yo!

Más luego, cuando no era necesario,
sin agua ni alimento,
una llaga tras otra,
fueron su escapulario.

¡Pobre perrito!, ¿sabes que te quiero?
¡Yo también te amo!, respondía con su rabo
y esa mirada de niño triste,
reposando en mi puerta.

Un día cualquiera, de viaje se fueron;
quedó el perrito bajo el carro de sombra
sin agua ni alimento.

Se lo llevó el viento, pero me miré en sus ojos,
se quedó en los míos en ésta imagen de perro fiel,
que a pesar de la ingratitud y crueldad,
en la puerta de su dueño,
por siempre durmió.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 7/15

No hay comentarios:

Publicar un comentario