DE
NUEVO [17]
Algo
invisible ahoga mi pecho
y
luego me rindo ante ti.
Una
pregunta tras otra,
golondrina
viajera, incansable:
perturba
no saber qué pasará al segundo
ni
el adivinar del viento tu voz.
Ante
tal inquietud se dobla un poema,
nace
un verso y resucita una ilusión.
Caen
y caen perlitas de nubes,
se
llena tu bosque de nívea espesura,
enfriados
tus verdes,
más
no los corazones
que
cantan,
y
entonan sus canciones aprendidas.
Aquí
estoy
amor de topacio y espuma
de
montes y quebradas
de
sol y de luna.
Dispara
una flecha a mi corazón
que
espero con ansias su herida,
y
en un verso contarte mi amor,
que
fabricas mis alegrías
y
sonrojas mis mejillas.
Tu
luz atraviesa un sendero,
no
es pálido consuelo
cuando
avistas de mis ojos su fuego
y
puedo tocarte en el viento
sabiendo
que estás.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 26/15
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