María Camila
A
LOS NIÑOS [4]
Nos bendice con su trigo dorado,
Nos bendice con su trigo dorado,
y
el aromado beso de una mirada.
Que
jamás falte amor, alimento.
Un
doblar de rodillas por los niños,
que
jamás sean abusados,
que
no quede huella en su piel
y
menos en su corazón,
porque
hay heridas que jamás cicatrizan.
Dios
bendiga a cada criatura del universo
a
cada niño por nacer y nacido,
a
cada semilla por brotar en éste desierto
donde
la ausencia de amor es un castigo.
Que
nadie dañe su inocencia
No
a oscuridades,
a
noches de bocas selladas
ni
a días negros, donde la maldad camina,
y
ve a un niño con ganas.
Jamás
falte el pan en su boca,
Una
madre que no sea castigo
un
padre siendo bendición,
una
casa abrigada,
unas
manos contigo.
Un
ángel de la guarda en sus caminos
Oraciones
sin fin,
que
no sellemos la boca
y
gritemos cuando nos toca.
Un
niño es la esperanza,
es
la flor que perfuma en un huerto,
el
ave que canta y el cachorro que contenta
cuando
te mira a los ojos
y
toca tu cerrada puerta.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 30/15
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