Apresúrate,
amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Sobre las montañas de los aromas.
Salomón
MI AMADO 8 [14]
Era la burla de mis
enemigos
Rieron de mí las
hienas del camino,
La oscuridad un
traje de luto sobre mí
Más mi amado, con
un solo soplo de su boca
Devolvió a mi vida
su aliento.
Huyó la peste que como un comején pasaba por mi carne
Todas las manos se
fueron cuando más necesitada,
Fuiste mi droga y
mi cura,
Eres mi salvación y
mi locura de amor.
Mi hermano, mi
esposo, mi padre
En el cielo te vi
cuando abrí los ojos
Saliendo de las
nubes,
Me vi a mi
misma detrás de ti
Era real, eres el trío
mágico que arropa la vida
Oro y manantial que
cubre el prodigio del ser
Para quebrar un
pico tu bondad
Abriendo sus ojos
el polluelo,
Siendo flor que
habla en el pantano
Lirio blanco que
permite tus aromas,
Semilla y flor que
te esconde…
Para siempre prisma
y bendición
Luz y ocaso del
atardecer,
Ojo de cristal que
pare estrellas en la noche
Amor mío, mis te
quiero inagotables…
Abriste una herida
para que broten manantiales
Eres tierra que
mana blanca miel
Cielo, luz y
oscuridad plena
Para hacer brillar
ante mis ojos tu esplendor
Cual luna llena que
revienta sus caudales
Para que canten los
niños sones de amores,
Y te creamos al
fin.
Abriste la puerta,
aquí estás
Soy tu lecho ahora,
eres mi cobija fina
Nada hiere ni
lastima al pensar en ti
Cierro los ojos y
me entrego como dócil cordero.
Mi nombre escucho
de tu boca:
Amada mía, mi oveja
preferida
Tuyo y mía, por
siempre
Hasta que dejes la
pupila estacionada en mi puerto
Nadie cerrará tus
ojos…
Como verdes cirios
estarán en la montaña
Tan solo para mí,
tuyo y mía
Paloma pequeña
anidando en cueva de lobos
Tu arrullo
escuché y vine por ti.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 6/15
©10-498-459
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