ROSAS YERTAS
[10]
¿Para qué
a ellas?
Se fueron
obligadas,
Las
mancilló la incertidumbre de un nuevo día
Las mató
la indiferencia de un sistema,
Y seguimos
con las enaguas arropadas
Porque
para morir
Es bueno
cualquier sitio
Y para
vivir,
La sombra
de un encino.
¿Para qué
el perfume de las rosas?
No
servirán de nada sobre sus paredes blancas
Aquí yace
la niña de morena piel, por ser negra,
¡Aquí yace
la de piel blanca!, por pálida…
En el
centro, ¿si ves a la anciana?
Ahí está
la hermosa, la de rostro de primavera
¿Sabes por
qué razón destruyeron con ácido su rostro?
¿Lo
podrías creer?
¡Por
linda!, increíble
Pero su
belleza nunca murió
Se guarda
en el rincón del alma
De la
madre que adorna su mansión
Con rosas
blancas.
En la
esquina, cerca del muchacho de 20
Yace la
madre y sus dos pequeños
Puto viejo
de orejas largas
Con un
látigo les regaló mejor suerte.
¿Ven a esa
flor?
Resucitó en el rescoldo de una roca
Nadie ha
venido por aquí desde hace tiempo
Se olvidó
la mujer junto a la rosa seca
Pero del
cielo cayó una semilla.
¿Para qué
ahora?
¿De qué
sirve una alabanza a un muerto?
Déjame
pintar la boca de encendido
¡Que mis
ojos brillen ante el espejo!
¿Seré mi
propio amante?
¡Vean que
hasta me gusto!
Me encantan
mis cachetes rojos
Y mi boca,
me la voy a besar
Tocaré su
lengua con la mía
¡Mujer!, bendita
mujer
¡Todavía
estás viva!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 5/15
®
10-491-97
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