POR AQUÍ [50]
Por aquí
pasó un beso de sol y un andar de gitana, diciendo a grito entero, ¡mira!...
voltea la vista, que en unos días, reverdecerá la grama.
¿Qué
poseemos realmente?, el paisaje es el único bien para quien sabe recrear la
mirada, el resto es sólo un bocado de cardenal para los pobres.
¿Quién es
rico?... lo hemos olvidado prontamente, pues rico es aquel que no desea nada,
porque posee la gracia de ser feliz, sin esperar riquezas que lo empobrecerán
más tarde.
He visto muchos ricos en mi camino, aves con
ropajes como gorriones enriqueciendo las praderas, y colibríes diminutos, que
como joyas voladoras nos regalan un beso en primavera.
¡Ay de
ti!, que no te haces pobre entre los ricos, y ay de ti, que te crees rico entre
los pobres…
Camina un
poco, detalla más, apártate del burlón y el altanero, nos sea que se te peguen
sus mañas, y aléjate del vicioso si no
acata tus consejos, sino vivirás perdido en medio de esos humos que robarán tus
alegrías y las mías.
Queriendo
un hijo bueno lo volvemos insolente, y al bueno, lo dejamos a la suerte de un
espejo que brilla con luces raras… más hay un alguien invisible que me ayuda, y
cuando más cansada estoy, encuentro miel en mi alacena, y torta de queso en la
luna.
Mi hijo me
vuelve pálida a ratos, el sexo lo tiene pálido y flaco, la cabellera larga
cubre su mirada, y un velo vuelve gris lo lúcido del alma, digo a San Benito:
aparta el mal de mi camino, que las pestes se alejen de mi nido, que las pulgas maten a los piojos, y
las garrapatas se vuelvan granos de maíz para el garrapatero.
Y todo se
da, llega la noche pero no el sueño, el desvelo me regala nuevas letras, pálida
pared: ¡cuánto te quiero!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 12/15
®
10-491-97
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