martes, 24 de febrero de 2015

LLÉVAME [65]

LLÉVAME [65]

Cuando mis manos ya no puedan contar semillas, y mis ojos no puedan detallar una espiga, tan sólo llévame en tus garras de brisa y mar…

¡Sacúdeme en el precipicio de tu pecho!
Bendice mi vida con un beso alargado, y quédate palpitando en mí como un niño nuevo, que nada en las profundas aguas de mi vientre
Cuando el calor de los años me encuentre en una mecedora, tan solo bailando sueños y recuerdos: ¡ven amor mío!, atrápame en tus garras, llévame a surcar el cielo azul, arriba, más alto que la última montaña, y  déjame ver sus cabelleras blancas, escuchar ese cantar donde el frío se vuelve manso aroma, y pasa, suavemente… como agua desteñida de algún fumador celeste sobre las rojas flores de mi valle.

Cuando mis pies no puedan caminar, y el peso de mi cuerpo sea enorme, por favor, ¡ven pronto!, le tengo miedo al dolor de la carne, a las espinas que se clavan en los dedos, a los venenos que en vez de resucitarnos nos agobian y apagan, hasta perder la fe en un nuevo día.

Quiero ser una en ti, tocada con tus alas, volando como dos enamorados por la inmensidad, ¡qué hermoso se ve desde arriba el universo!, violetas pálidos, cojines y edredones azules y blancos, diamantes que alguna vez te pedí, pero los fuiste a buscar lejos, donde nace el aire, y la luz es un manto sagrado sobre las azaleas.

¡Amor mío!... ¿qué soy acaso?... me dejo llevar de la ilusión perdida, pero en ti me abrazo, como esa oración callada dentro de las rocas que al partir de un rayo brilla ocasos y amaneceres ,y canta con el mismo verso de las aves al construir por el mundo, un poema.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, enero 16/15 
© 10-491-97

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