miércoles, 24 de diciembre de 2014

PÁJAROS

PÁJAROS

Me di cuenta que estaban felices, unas corrían, otras volaban, las más pequeñas buscaban refugio bajo las tibias alas de la madre y las más inquietas, daban un paso adelante, temblorosas pero animadas por el ruido de afuera.
Picotea las naranjas un turpial, un azulejo le sigue de vuelta, un gorrión levanta la moña que lo hace diferente, una garza se eleva, un águila muestra el esplendor de un nuevo día y yo, tan solo viendo desde mi rincón a los maestros van y vienen dejando una tarea para nosotros, ¿aprenderemos?
Arriba de todo no hay distancias, las murallas no existen y menos las divisiones, pero hay aves de metal que dañan la pureza del aire, dragones en la tierra, que con igual fiereza, recorren los senderos vírgenes del bosque y dejan tras de sí, desolación y miedo.
¿A dónde vas ahora?, llegan al sitio del árbol, ¡felices!, pero no saben qué ha pasado, y se alejan a territorios marcados, a empellones se retiran con ese desconcierto de no saber hacia dónde volar, ni hacia donde correr... Parecen pequeños seres humanos a quienes les han robado los sueños, sucede muchas veces, se parecen a nosotros, la diferencia es que no pueden reclamar, porque nadie pondría voz a sus quejas.
Hay pájaros de todos los colores, igual que nosotros, algunos hacen nido en lo alto, otros a ras de piso, unos vuelan enormes distancias, otros marcan pequeños senderos y bajo tierra fabrican sus nidos... ¿Será que los que vuelan más alto son más importantes?, no lo creo, fue un privilegio la altura, como lo es para los gorriones los mullidos pinos cerca del campanario viejo y para los cucaracheros, propicio el rancho de paja, a donde encuentra más de una ricura sin demasiado esfuerzo.
Las aves son las flores con movimiento que nos regaló el Creador. Hay aves en la montaña, en las praderas, sobre el mar, inclusive los peces son aves que nadan, tienen divinos trajes, ¿quién los adornaría con tal magia?, ¿qué es bonito o feo?, ante nuestros ojos todo es magia. Existe un Rey que no necesita corona, un Mago, un adivino, un amor que nos vuelve pájaros, y hasta coloca alas en nuestro pensamiento para que volemos las distancias que deseemos, o que desde nuestra prisión, busquemos el arpa que ha sido integrada a nuestra garganta, para que cantemos de felicidad por cada segundo de vida.
¿Cuándo deja de cantar un ave?, tan solo si la enfermedad acude y su pequeño corazón deja de latir, o si debe silenciar para proteger a sus crías, o si mudan sus plumas, pues necesitan de esa energía para que luzcan divinas y lustrosas.

 Cantan lejos del nido y cerca de un amor. Usan los trinos para seducir a las hembras, lo sé, porque fui pajarera profesional, y tan feliz que deseaba como ellas, volar... volar enormes distancias y llegar a sus nidos queriendo robar sus arpas para mí, pero ellas son de la libertad, dije: ¡nunca más!, ni otro día, ni en otro estado volveré a tener un ave prisionera, queda mi lorita, pero tal vez algún día halle su propia libertad, cuando la elegía de su propia navidad, la sorprenda en un bosque de luz, lejos de mí.
¿Por qué las aves?, ellas me dejaron un recuerdo, mi necedad tiene una cicatriz en el rostro, casi pierdo los ojos, ¿qué sería de mí si no las volviera a ver?

Ellas son el rito, la oración, la voz del bosque, el prodigio que nos acerca un poco y nos hace preguntas: ¿Qué clase de ave eres?... 

Porque hay un pájaro dentro de ti que no es humano, por eso es que podemos volar sin plumas... es real... lo acabo de descubrir.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, diciembre 24/14




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