A UN LADO DEL CAMINO L2R
Cuando llenas las manos estaban,
a un lado del camino un cardo
¡qué dolor, creí que no tenía espinas!
más en un segundo, un parpadeo
como gotas de rocío que temblaban en mis ojos,
una espada en mis manos recordó la vida,
y otra espina en el costado, me advirtió de la muerte.
¿En dónde estás ahora?
De nuevo el ave se apresta a volar
un jardín promete en la otra esquina
allá vi muchas ramas secas
otro encino, otra enredadera…
Me iré de nuevo sin haber llegado a ningún puerto
mi barca empieza a navegar por aguas turbias,
pero no hay dolor, él se quedó en el desierto
en donde las dunas consiguieron de aquél cactus
una hermosa flor.
¡Qué nicho tan hermoso!… ya no son tus ojos
¡qué piel!, ¡qué cobija!…ya no son las tuyas
he visto que desde abajo las estrellas no brillan en el día,
pero la magia de un pintor vistió de negro los ocasos
para que ellas pudieran ser vistas al final del camino.
Me detengo un poco, debo suspirar de nuevo
arrodíllate, has entrado a terrenos pedregosos
¿quién te mandó?... ahora mismo abre tus alas de gorrión
¿ves aquél pequeño pino?, es todo tuyo…
Abrígate bajo sus delgadas hojas
tan tupido, fue fabricado para ti;
donde nadie robará tu alma
y tus ocres alas,
serán como el traje del búho en el día
para que nada te hiera ni perturbe.
Aprende a volar después de una caída,
tú misma te enredas, tú misma debes iniciar de nuevo
¿has aprendido la lección pequeño gorrión?
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 12/14

Imagen: Internet
a un lado del camino un cardo
¡qué dolor, creí que no tenía espinas!
más en un segundo, un parpadeo
como gotas de rocío que temblaban en mis ojos,
una espada en mis manos recordó la vida,
y otra espina en el costado, me advirtió de la muerte.
¿En dónde estás ahora?
De nuevo el ave se apresta a volar
un jardín promete en la otra esquina
allá vi muchas ramas secas
otro encino, otra enredadera…
Me iré de nuevo sin haber llegado a ningún puerto
mi barca empieza a navegar por aguas turbias,
pero no hay dolor, él se quedó en el desierto
en donde las dunas consiguieron de aquél cactus
una hermosa flor.
¡Qué nicho tan hermoso!… ya no son tus ojos
¡qué piel!, ¡qué cobija!…ya no son las tuyas
he visto que desde abajo las estrellas no brillan en el día,
pero la magia de un pintor vistió de negro los ocasos
para que ellas pudieran ser vistas al final del camino.
Me detengo un poco, debo suspirar de nuevo
arrodíllate, has entrado a terrenos pedregosos
¿quién te mandó?... ahora mismo abre tus alas de gorrión
¿ves aquél pequeño pino?, es todo tuyo…
Abrígate bajo sus delgadas hojas
tan tupido, fue fabricado para ti;
donde nadie robará tu alma
y tus ocres alas,
serán como el traje del búho en el día
para que nada te hiera ni perturbe.
Aprende a volar después de una caída,
tú misma te enredas, tú misma debes iniciar de nuevo
¿has aprendido la lección pequeño gorrión?
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 12/14

Imagen: Internet
El gorrión hizo el intento, pero al tocar a la puerta, imaginando que al abrirse una luz violeta le llamaba, preciso ahí se quedó pálido, y el golpe fuerte, sólo sirvió, para que durmiera un rato.
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