martes, 23 de diciembre de 2014

SUEÑOS

Vivió de sueños, nunca dejó de hacer planes, su paciencia le permitió ser feliz con los sueños ajenos, eso fue lo que la hizo ser una santa, nunca quiso para ella nada, era feliz viéndonos sonreír y cada fracaso era un reto que asumía con valor y obediencia al Ser Supremo que dirigía su barca y la nuestra.
Mamita con Anderson y su novia 



SUEÑOS

Vivió de sueños, nunca dejó de hacer planes, su paciencia le permitió ser feliz con los sueños ajenos, eso fue lo que la hizo ser una santa, nunca quiso para ella nada, era feliz viéndonos sonreír y cada fracaso era un reto, que asumía con valor y obediencia al Ser Supremo, quien dirigía su barca y la nuestra.


Inicié a caminar, ¿había caminado acaso algo?, me di cuenta que la vida es soñar y esto ya lo habían dicho antes, seguí caminando, quise trepar la cuesta a donde estabas pero alguien había ocupado mi lugar, y de nuevo pregunté: ¿era realmente mi lugar?, ¿quién nos coloca en el sitio dónde estamos?, seguimos soñando y decimos: lo merezco, soy lo mejor, ¡claro que sí!, lo que deseo puedo lograrlo, y tengo una lista de sueños inmensos colocados sobre la mesa, y sigo pensando: debe ser que esos no eran los míos, ¿para qué me afano tanto?, cada sueño es como el abrir la hoja de un libro, nunca estaremos conformes con nada, nos estrellamos, subimos la cuesta y vemos que continúan más cuestas, muchos más sueños de los que teníamos anotados en la libreta, y seguimos acumulando hojas y hojas secas, el árbol se desnuda de a poco, se vuelven pálidos los cabellos, se caen, y nos quedan unos pocos hilos para amarrar esos pequeños sueños que aún nos quedan, y te veo ahí, cada día más lejano, y repito: era otra ilusión mía, como una tonta paso soñando, mendigando un amor ausente, rogando al viento algo que no existe para mí, y escucho el cantar de las aves, tropiezan mis ojos con una libélula azul que pareciera traer un mensaje a mi ventana, el mirlo no regresó, se cansó de cantar y que nadie lo escuchara, no pude apresar sus mágicos sonidos de amor, y ayer de nuevo lo extrañaba, pero han llegado otras aves, ¿o son las mismas?, ¡si claro!, son los mismos canarios del vecino colgados de mi árbol, cada día son más los prisioneros, ¿y los sueños?, ¿qué ha sido de mi sueño de amor?, es una historia que se va, como el ruido y las carcajadas del ayer, y es navidad, ¿tan veloz pasó el año?, parece un solo día, ahora que disfruto más los segundos el tiempo parece más veloz, ahora que te alejas, retorno a las faenas del día a día, hay sueños imposibles, pero no, todo sueño es posible, podemos dejarlo ahí, en ese rincón del tiempo contigo, somos sueño dentro de un sueño que se desvanece como la nieve del invierno a la salida del sol, y nos damos cuenta entonces que bajo esa capa fría, había miles de sueños atrapados que abren sus alas y sus ojos a la divinidad de otros segundos, instantes que van y vienen, y sacudimos las alas del pensamiento para volar como las cometas, con un destino marcado, y luego dejo de afanarme por lo que no pudo ser, y espero se enrede mi cometa en la tuya, ¡tal vez!... he visto cómo la providencia juega con nosotros, nos enreda, nos estrella, nos levanta, y hace crecer nuestras alas con nuevas ideas, pero nunca permite que nos doblemos y dejemos de luchar por aquello que anhelamos, al fin y al cabo esto es la vida, un pequeño globo de espuma que con un pequeño soplo revienta y con un beso se esfuma...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 23/14


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