viernes, 5 de diciembre de 2014

HABLANDO CONMIGO 2



HABLANDO CONMIGO
Me he dado cuenta que estar triste es motivo para un poema, y que no he visto gente muy feliz escribiendo poesía, pues los felices, están en el bosque, viendo luces coladas entre los gajos, y adivinando pájaros anidando en el estero...
No estés triste mi amor, ¿para qué?, pero se que ella regresa de tanto en tanto, que cuando éramos jóvenes también había mucha tristeza porque teníamos demasiados sueños, tantos, que a veces no pudimos alcanzar unos, pues los cercanos se habían alejado, siempre mirábamos hacia los sueños más altos, no pensábamos que crecer primero sería la meta para lograr asirnos de sus hilos.
A veces se van los niños con los sueños colgados de una teta sin miel, y otras, porque el destino es extraño, y no podemos quedarnos ahí pegados, llega navidad y seguimos un poco entristecidos, nunca hago pesebres, no es porque el espíritu de la navidad no esté conmigo, sino que me da pesar gastar dinero en luces y adornos, mientras muchos duermen desnudos en el alar de las fantasías, con sus estómagos llenos de ilusiones y sus almas desnudas al sol, mientras pasamos arrogantes y creídos con tantos colgandejos sin real valor.
Espero llegue el mediodía, el mirlo hace rato no regresa a cantar, prefiero imaginar que encontró novia, sería muy triste, todos los días lo pienso, cuando solía hacerlo, al rato llegaba a mi árbol, creía que ahí se había colado la luz de mi madre y venía un momento a reír y charlar conmigo, pues sus visitas eran eso, como un cantar de mirlo en la más elevada rama.
Ahorita llega mi potrillo a su almuerzo, ya tengo casi todo listo, hay una metáfora esperando en cada esquina, en cada cerrar y abrir de margaritas, y en cada pétalo; espero aparezcas y me digas sí, también te quiero, pero no podemos abrazar éste sueño porque nos pertenecemos a otras obligaciones, pero entre la brisa nuestro amor será puro, como la gota de rocío estampando besos en las rocas, y adivinaremos que en ellas se pinta un azul intenso, parecen perlas, parecen paisajes, que en un instante desaparecen, como el mismo rocío, a través de nuestros ojos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 5/14

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