jueves, 16 de octubre de 2014

SOÑANDO CON DIOS


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SOÑANDO CON DIOS

Ahora que viene el tema del señor Francisco Barrera, recordé a mi tía Felipa, y a mi madre contándome la historia, mi tía siempre alimentaba aves, muchas palomos llegaban a su casa, pero no solo a los palomos, ella recibía dos pensiones, la de su esposo y la de Félix, mi primo, que como Anderson también falleció de manera trágica en Barranca, pues bien... y ese dinero era para las aves y las personas de la calle que venían tras sus ollas llenas de comida, día a día, hasta su muerte, mientras precisamente las alimentaba en un parque y se fue luego a misa a dar gracias, pocos días después caer de una silla de la iglesia, mi tía se llevó todas sus semillas para el cielo.

Cuando mi madre llegó de visita pues se querían mucho, poco se veían pero siempre se pensaban, esa vez ella le relató un sueño:

-Comadre, ayer regañé a las palomas, las grité y les dije que no las alimentaría más, que estaba cansada, que no me había comido uno de sus pichones y solo llegaban por comida, me fui a dormir y tuve un sueño con el mismo Dios, sólo blancos veía, y su voz clara y fuerte me regañaba:

-¿Quién te crees que eres Felipa?, ¿cuál es la razón para que no alimentes a mis aves?, no eres tú quien les da la semilla que tienes en tus manos, soy yo, tu Dios, quien provee tanto para ti como para ellas,-lo dijo con voz fuerte y segura- y desapareció su voz en medio de la blancura, tenía luz propia y desperté asustada.

Pues bien comadre... la sorpresa grande no fue el sueño, sino encontrar a casi todas mis palomas muertas, he llorado mucho, he ido a orar y pedir perdón, ¡mire que no es mentira!, ahí cuelgan todavía de los cables de la luz y el tejado está lleno de ellas...

Mi madre era muy piadosa, a su regreso de la visita, nos reunió para un rosario, y ésta vez cada cuenta del rosario fue ofrecida por las aves del cielo y las de la tierra, no tenemos derecho a privar a los seres vivos de su alimento, no somos realmente nada, tan iguales a ellas, tan hambrientas y necesitadas de amor como todos los seres del universo.

Una historia tan real y sencilla, que me conmovió mucho y me da mucha pena con las personas que condenan a un anciano enfermo porque alimenta a las aves, ojalá así se pararan para frenar a tantos malvados que se pavonean por el mundo, violando, robando y asesinando a otros seres humanos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 16/14

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