jueves, 2 de octubre de 2014

LOS VI


Mis amados viejos

LOS VI
Parecían palomitos en su alar
Siempre los vi haciéndose cariños

Arrullos van y vienen
Coplas y sonrisas
Cuando era negra la montaña,
Y también cuando se cubrió de nieve.
¿Eres tú mi pastora?
Y balaba como cabrito tras su mirada
Una puerta cerrada, no había ruido
Su amor era un cantar
Como si las oraciones tuvieran alas.
Al declinar el día parecían grullas.
Ella levantaba la falda y danzaba:
¡Bendita aurora!, ¡qué divino día!,
¡El ocaso mijo!, admíralo ahora conmigo,
Y él la observaba con la negra noche de sus ojos
Cual si las estrellas hubiesen bajado
En medio de cobijas húmedas
Y caldos, donde la sal y la cebolla blanca
Fuesen el mejor adobo de la vida.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 2/14


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