ERES
MI POEMA
El amor es un poema,
¿cómo describirlo?:
Rocío en mi ventana,
siendo la claridad de
tus ojos.
Luna en las noches,
mi verbo tu boca,
una flor tan sólo
con tus manos siendo mi
enredadera,
mi elegía tu voz,
tu lengua aliviada en
la mía,
vino caro de la vida.
Son las olas del mar,
tú en mí, un verso terminado,
culminando el etéreo
viaje
siendo amor donde no
hay caricias,
tan solo una letra
atrapada,
edificada como un
diamante
en el corazón de una
roca.
Entre sones de
campanas,
la poesía pegada a una
estrella
estallando en mil
pupilas,
aspirando luceros de luz
que son el
infinito y el ahora,
principio y fin de un
cuento
que inicia riendo,
y concluye gimiendo.
Amor, eres tú mi poema,
¿cómo podría hablar de
poesía,
construir un verso sin
ti?
Sin lírica, un color absurdo,
una leyenda sin final,
historia carente
de sol y
estrellas,
desbordando en
oscuridad.
No hay fantasía sin ti,
eres mi sendero trazado.
No importa si armonizan
las letras,
me vivifica fusionar tu
piel en la mía
con las asonancias del alfabeto,
¡apresando el mundo en
un instante!;
arropados y condenados
por símbolos,
con oscilaciones y ecos
que emergen
para construir sendas
sin espinas
versadas sobre la piel, ¡en carne viva!,
rimadas con el corazón…
¿Qué es el amor?
Es un poema colado en
el viento,
orgasmo exhalado por cientos de imágenes,
danzando como el humo
de un cigarro,
bailando, tan sólo
bailando
al son de las
campanillas del alma.
Es un brindis…
¡Salud amor!
Me fabrico contigo,
arqueo mis hijos en
pequeñas letras
en la vereda donde
nacen las flores del campo,
y el aroma que viaja en
el céfiro,
traspasando pechos
con un, te quiero
versar por siempre,
y que seas para mí el
mejor amante,
mi acíbar ardiente, mi
faena;
apretados en blancas
sábanas
que se llenan de óleos,
como de la tarde el
ocaso,
y del albor el
estrellado cielo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio
21/14
ERES
MI POEMA
El amor es un poema,
¿cómo describirlo?:
Rocío en mi ventana,
siendo la claridad de
tus ojos.
Luna en las noches,
mi verbo tu boca,
una flor tan sólo
con tus manos siendo mi
enredadera,
mi elegía tu voz,
tu lengua aliviada en
la mía,
vino caro de la vida.
Son las olas del mar,
tú en mí, un verso terminado,
culminando el etéreo
viaje
siendo amor donde no
hay caricias,
tan solo una letra
atrapada,
edificada como un
diamante
en el corazón de una
roca.
Entre sones de
campanas,
la poesía pegada a una
estrella
estallando en mil
pupilas,
aspirando luceros de luz
que son el
infinito y el ahora,
principio y fin de un
cuento
que inicia riendo,
y concluye gimiendo.
Amor, eres tú mi poema,
¿cómo podría hablar de
poesía,
construir un verso sin
ti?
Sin lírica, un color absurdo,
una leyenda sin final,
historia carente
de sol y
estrellas,
desbordando en
oscuridad.
No hay fantasía sin ti,
eres mi sendero trazado.
No importa si armonizan
las letras,
me vivifica fusionar tu
piel en la mía
con las asonancias del alfabeto,
¡apresando el mundo en
un instante!;
arropados y condenados
por símbolos,
con oscilaciones y ecos
que emergen
para construir sendas
sin espinas
versadas sobre la piel, ¡en carne viva!,
rimadas con el corazón…
¿Qué es el amor?
Es un poema colado en
el viento,
orgasmo exhalado por cientos de imágenes,
danzando como el humo
de un cigarro,
bailando, tan sólo
bailando
al son de las
campanillas del alma.
Es un brindis…
¡Salud amor!
Me fabrico contigo,
arqueo mis hijos en
pequeñas letras
en la vereda donde
nacen las flores del campo,
y el aroma que viaja en
el céfiro,
traspasando pechos
con un, te quiero
versar por siempre,
y que seas para mí el
mejor amante,
mi acíbar ardiente, mi
faena;
apretados en blancas
sábanas
que se llenan de óleos,
como de la tarde el
ocaso,
y del albor el
estrellado cielo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio
21/14
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