martes, 23 de septiembre de 2014

CUANDO

CUANDO
Cuando en Colombia y en el mundo se castigue derribar un árbol como un delito de lesa humanidad, tal vez diríamos que estamos avanzando hacia ese nombre que nosotros mismos nos colocamos: Seres humanos; lo contrario sería continuar en ésta loca carrera de bestias que llevamos.
Cuando ante una salida de sol nos conmovamos, igual que al detallar a una hormiga con su carga a diario, motivada, impulsada por el trabajo en grupo, y cada uno en su labor sin perturbar la del otro, diría que somos caminantes que estamos dejando huella en la playa de nuestra propia existencia.
Si al ver caer una hoja nos detenemos, al abrir de su cárcel la mariposa contemplemos cómo se limpia y acicala antes de abrir sus alas, y agradece silenciosa por la maravilla que sus ojos ven, y admiramos una gota de rocío en una flor, igual un ave que un becerro, igual un cerdo que un perro, tan hermosa una gallina con sus pollitos como un pavo real con sus cola abierta, tal vez diría que algo está sucediendo, que no es tan importante un diamante al cuello, como la tierra que lo guarda y el río caudaloso que lo preserva.
El caer y el brotar de un manantial, tan igual que un cactus con sus flores en verano, una roca tan respetada y admirada como una montaña, el verde y el azul mezclados entre luces de una primavera, el otoño, la nieve, cada eco y sonido del viento en nuestra ventana, cada hoja recogida como abono y no tratada como basura, y nos miremos a los ojos sin criticarnos, nos saludemos sin mirar qué traje tengo puesto, si es de marca que nosotros mismos hemos colocado para creernos más ante nuestros semejantes, cuando aprendamos a valorar el único bien que poseemos que es el paisaje, iniciaremos a creer en Dios y en sus maravillas y nos llamaremos sus hijos.
¿Qué seguro tengo?, no hay seguro para los seres vivos, la naturaleza permanece a pesar del daño que le causemos, y nosotros nos iremos pronto, a ella no le importará, ni siquiera lo pensará, brotarán flores impensadas y animales de muchas especies, cuando nuestra mano no esté y nuevos hombres aparezcan con una mentalidad práctica, sin el deseo de poseer sino más bien de conservar el legado más bello que tenemos, los cerros, los caminos, las acequias, lagos y riachuelos, ríos y quebradas, árboles inmensos como plantas pequeñas, ¡qué locos!, destruyendo a los pequeños, y ellos son la cura a nuestros males, derribando a los grandes, y ellos son el sostén a sus hogares, muy tontos somos, sólo crítica, ambición y soberbia que a la hora terminada para nada tanto sudor, y pienso en la muerte porque está en mi propia sombra, ella nos pone a pensar, pero muchos vivimos como si nunca fuéramos a morir y de ahí el irresponsable actuar.
Cuando hoy desperté afanada por mi trabajo, me di cuenta que debía mirar al cielo, las nubes con sus grumos blancos y azules, anuncian un fuerte aguacero y en medio del ruido, un doblar de rodillas para agradecer por la fortuna de un segundo más de vida para disfrutar el manantial de diamantes enviado desde tan alto para nosotros tan ingratos, es verdad, Dios es el puro amor, Él es el amor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 23/14
music: Michel Pépé - Le Lac des Anges Album L'Archange du Soleil http://www.michelpepe.comhttp://www.facebook.com/pages/Fans-club/108287925861015 Video edit...
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