Adivinando que un día cualquiera divisaría el mundo de otra manera.
A ÉL
Y soy también la espina que atravesó tu pecho
porque no hice mi amor lo que debía
amar,amar aunque condena fuera
sufrir, sufrir con alegría,
mientras fuerzas tuviera.
Y fui el filo en tu frente
lo sé mi amor, y me condené a perderte
cuando no me disculpé con el mar
y al arroyo lancé mi suciedad.
Lo sé mi amor que también bebí de tu vino
que regalé a tu piel un lirio blanco
y tus gotas amargas como el dolor padecido,
hoy son mar que brama con tus suspiros
para que dancen las niñas coquetas con las olas
y levanten sus faldas de quinceañeras
junto a las perlas perdidas que en azul se ocultan,
temerosas de un grano de arena en tus pupilas.
Raquel
Bquilla, sept. 2/14
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