FLORES DEL HUERTO
Hermoso cultivar nuestras flores con tanto amor, para que los cerdos las pisoteen, creo que la vida es un estrellarse continuo, por eso busco mi pared en blanco y me desahogo, sin importar lo que otros digan o piensen, pues la mitad del mundo está del otro lado criticando, pero qué difícil es la tarea de educar y levantar una familia, aceptando que sólo somos un préstamo, como un abono para que puedan brotar las flores de nuestro propio interior, sin ser nuestras jamás.
Yo si hago ésto o aquéllo, mis hijos son los mejores, a veces me dan risa éstas palabras porque ellos son libertad y ante tu mirada son santos, pero apenas cruzan la puerta el diablo iniciará a cuidar parte de nuestro corazón, sin imaginarnos siquiera que cada golpe en la vida es necesario para madurar y que con el tiempo se nos dará la razón.
Que mis flores sean fruto hermoso y que tengan buenas semillas es lo que pido a Dios, que sean mejores madres y padres, eso lo decimos siempre, yo sí le daré a mi hijo lo que mis padres no me dieron, pero el tiempo tiene la respuesta y nosotros un atoro nuevo en el pecho cada vez que sentimos un golpe airoso, que hiere lo más íntimo de nuestro ser.
La vida es un jardín sembrado de cardos y rosas, donde nos espinamos siempre, para encontrar el aroma verdadero, -en donde está- es la pregunta, el mejor padre o la mejor madre no existen, es una falsedad, está el tiempo para cada uno y están los caminos para enredarnos y tropezarnos y aprender a los golpes a ser mejores o peores cada día, todo depende de la actitud interior de cada uno, pero los hijos son préstamos del viento, cada uno con su libertad a cuestas, porque pesa y duele mucho a ratos, esa cruel indiferencia después de tanto amor y esa falta de amor propio, tan lindas, !tan bonitas y tiernas mis flores!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 8/14
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