CUANDO EL RELOJ
Ya no llores
No hay retorno,
Guárdame tan solo
En el nicho frágil de tu pecho
Y en el brillo de tus ojos.
-A dónde voy-
No lo sé, nado en ríos profundos
Diviso lagos inmensos,
Me arrojo sobre cascadas de luz
Que me atrapan y devuelven
Dando giros y giros
Sin emborracharme.
Te veo en la misma ventana
Con la desvencijada puerta,
Un nudo eterno estará contigo
Pero siempre a tu lado
Entre calores de verano
Y fríos decembrinos, estaré.
Nadie puede regresar los pasos
Ni el tiempo que se va regresa,
Nadie puede devolver los abrazos que no se dieron
Ni borrar las heridas causadas
Cuando llegan momentos de implacable soberbia,
Donde la arrogancia y la ira nos arropan.
No volverá a lucir joven la piel
Pero se vuelve sabia
Entre lágrimas y espinas,
Y el reloj del tiempo continúa
Nada detiene el son como gota de lluvia
Siendo amigo y compinche del viento.
No frenará por ti ni por mí
La eternidad es el tiempo del tiempo
Y la oscuridad es el espejo
Donde alumbran las estrellas.
Nadie muere, -será-
Transforma el huerto sus hojas
Y llegan las nuevas,
Como de las orugas las mariposas
Tan iguales, tan de divina esencia
Que entre la luz de un día se engalanan
Y para la noche, las vemos estrellándose
Entre los focos de una ventana incierta,
Como nubes que anuncian tormenta
Cuando se tornan negras y la noche aparece
Dibujando mi luna nueva llena de brillos
Y los luceros de siempre
Colgados de un invisible hilo
Que a ratos las suelta
Para cumplir un pasajero sueño.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 3/14
No hay retorno,
Guárdame tan solo
En el nicho frágil de tu pecho
Y en el brillo de tus ojos.
-A dónde voy-
No lo sé, nado en ríos profundos
Diviso lagos inmensos,
Me arrojo sobre cascadas de luz
Que me atrapan y devuelven
Dando giros y giros
Sin emborracharme.
Te veo en la misma ventana
Con la desvencijada puerta,
Un nudo eterno estará contigo
Pero siempre a tu lado
Entre calores de verano
Y fríos decembrinos, estaré.
Nadie puede regresar los pasos
Ni el tiempo que se va regresa,
Nadie puede devolver los abrazos que no se dieron
Ni borrar las heridas causadas
Cuando llegan momentos de implacable soberbia,
Donde la arrogancia y la ira nos arropan.
No volverá a lucir joven la piel
Pero se vuelve sabia
Entre lágrimas y espinas,
Y el reloj del tiempo continúa
Nada detiene el son como gota de lluvia
Siendo amigo y compinche del viento.
No frenará por ti ni por mí
La eternidad es el tiempo del tiempo
Y la oscuridad es el espejo
Donde alumbran las estrellas.
Nadie muere, -será-
Transforma el huerto sus hojas
Y llegan las nuevas,
Como de las orugas las mariposas
Tan iguales, tan de divina esencia
Que entre la luz de un día se engalanan
Y para la noche, las vemos estrellándose
Entre los focos de una ventana incierta,
Como nubes que anuncian tormenta
Cuando se tornan negras y la noche aparece
Dibujando mi luna nueva llena de brillos
Y los luceros de siempre
Colgados de un invisible hilo
Que a ratos las suelta
Para cumplir un pasajero sueño.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 3/14
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