martes, 8 de julio de 2014

TU AMOR Y GIAN

Así era el amor, no tiene empaque, viene en todos los empaques que puedas imaginar, y al abrirlo, una sorpresa divina que marcha cuando el viento se antoje.
Un amor en Usiacurí

TU AMOR Y GIAN

8 de julio de 2014 a la(s) 11:09




Así era el amor, no tiene empaque, viene en todos los empaques que puedas imaginar, y al abrirlo, una sorpresa divina que marcha cuando el viento se antoje.

En cambio yo deseo amarte con lujuria como nunca lo hago,
quiero aprender a besar cada rincón de tu cuerpo,
y que seas tú, el punto que me haga girar en el universo.

También tengo miedo es lógico,
pero el miedo se esfuma
cuando empiezo a ver la película de mi vida,
donde no hubo rosas, ni fuego, ni amor
cántaros de hiel secados en mi boca
donde la pasión marchó y el deseo se esfumó.

Entonces pienso en ti con ardiente pasión,
y también digo que te puedo amar como tú quieres,
sin tocarnos siquiera.

A veces duermo nombrándote,
pero no hay sueños, todo en blanco,
y cuando despierto, de nuevo estás ahí, como ahora,
quiero ser una gaviota para estar cerca de tu mirada,
ser la flor primera que veas en el camino,
y  el perfume que colocas en tu cuerpo
para estar siempre a tu lado.

Si esto no es amor, ¿qué puede serlo?,
no te exijo nada, sólo un poema de vez en cuando,
y soy capaz de entregarte cada pensamiento,
cada verso de amor,
sin exigirte ni un gramo de obligación
de tu parte.

Me doy cuenta que también he perdido a un amor
que tomó de la leche de un pecho imaginario
cuando su luz se apagaba en un charco inmundo,
y lo atrapé, lo cuidé, mientras crecía
y se adueñaba de mi voluntad.

Pero no está, se  ha ido, como las aves  de todos mis sueños
como ilusiones de cristal que van y vienen en cada primavera
haciendo  estación en los inviernos de mis ojos.

Pero contigo me preñé de amor
Tan simple como respirar de tu aire, y saber  que lo tomas
que somos conjugación del mismo verbo en el universo,
de los mismos poemas que nos unen y  separan,
que nos hacen pelear mientras amaneces en otro verso
reventando copas llenas de pasión,
donde tu fuego se escurre por mi piel  cuando duermo
volviéndose obra perenne, al amanecer.

Se llamaba Gian el amor,
disfrazado de rayitas grises y negras
con su mirada de verdes que iluminaba cuando me veía
sus garras de gato que pintaba para depredador
enmarañadas en otros brazos
hambrientos de cariño como yo.

Todos se van, y me quedo aquí viendo la película
no quiero voltear atrás, pero retorna la luz de mi lámpara
te  veo correr tan aprisa que pareces luz,
y tan despacio, que te vuelves oscuridad.

Te quiero por una razón: porque sí,
tal vez antojo de un huracán violento
o de la suave brisa de las palmeras solitarias
que enviaron un suspiro tuyo,
para juntarle con el mío.

Eres hoy mi poema,
el de ayer, hasta que lo decidamos;
y en otro verso nos mataremos de amor,
arrodillados viendo los mismos ermitaños locos
las ardillas guardando para mañana un poco,
tu sombra  entre las rocas
la mía, entre sueños y cantares de julio,
un mes que promete muchos sueños
bajo sombras de robles enormes
vestidos de trajes violeta,
engalanados de sol y de lluvia.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 8/14

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