jueves, 24 de julio de 2014

LA OVEJA


Imagen: Internet        Amo a ésta ovejita. 

Estaba preocupada 
pensaba que a mi día le faltaba algo,
¡qué tonta soy!, miré un poco hacia la montaña, 
no había montaña, se había escondido en otro paisaje, 
pero estaba el mar, inmenso, azul, 
voluntarioso para amar.

Seguí caminando entonces por la playa, 
pequeñas huellas de otros, ¿y las mías?, 
¿en dónde quedarán mis huellas 
si el mar las borra?

No hice más  preguntas entonces, 

él iba y venía, las olas cantaban y cantaban
y el mirlo inició la oración de la tarde.

¿Qué huellas?, 

todas quedarán aquí cuando me haya ido,
seré plumas de garza perdida en la inmensidad, 
sólo eso...

¡¡Beeeeeeee!!


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 23/14

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