Con su amigo
ERES
Escucho tan solo el paso
de la quebrada
el agitarse el mundo entre gajos florecidos
y de nuevo me siento un rato
para desde aquí, alcanzar la gloria
como las palomas entre
las ceibas
entretenidas
adornando de amores un tronco,
sin ver más allá de los ojos que la ven
y con apacible calma, un beso va y viene
entre el vaivén de hojas que caen
siendo virgen la cañada
y ruiseñor cantor
el bosque.
Me aparto de los ruidos y te veo
asomado entre la montaña más alta,
¿estás triste?, pareces copos de nieve
y te juntas en un inmenso globo
alejándote de todo, te mezclas al fin
y eres infinito, estrella azul
en medio de tanto mal de abajo
apestando a veces y dañando la sonrisa.
Se adoran los ciervos pintados
se aman las cigüeñas,
y hasta una orgía de serpientes
enrolladas bajo un árbol
se han perdido del mundo,
pero tú, amor, estás sobre esto
navegas en alas de cóndores
entre las brisas otoñales de cualquier día
y me dejas temblando de tristeza
¡pero cantas!, ¡qué hermosa voz tienes!
y perfumas, en medio de la grandeza
sabiendo que no estás entre lobos hombres
eres lirio en el valle, rojo encendido
como el fuego de una lámpara
a la que nunca se le acaba el aceite
siento tan solo luz, tenue luz
para mi soledad.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 18/14
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