EL ERMITAÑO 2
EL ERMITAÑO
Paseando por el mar lo vi
descalzo y desnudo corría
y veloz halló un refugio
regalado de las sombras.
Un techo de oro parecía de cristal,
más nada lo quebraba,
de cal y canto tejido entre las rocas,
donde el amor como las flores brotaba.
Un aguacero y se ocultó
¡qué refugio tan bello!,
un préstamo por un rato
pues al crecer el ermitaño
un castillo dorado más grande buscará.
Y ahí estarás amor
con muchas flores de colores,
caminando cual si muchos pasos diera
un día adelante, al siguiente hacia atrás,
para tener la certeza de que tus brazos
sean el próximo refugio
y el final.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 3/14
Imagen: Internet

es tan grande y tan inmenso,
que ahí cabríamos los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario