OTRA VEZ
Todas las veces que sean posibles, un 10 para ti, porque eso fuiste, un ser 10, la mejor calificación de todas, una madre fuerte, con la voz de Dios en tus labios y María entre tus manos, con cada cuenta y cada rosario, aferrada a tu fe, sin que nadie dañara lo bueno de tu alma.
Anoche soñé contigo, tenías juventud y corríamos por una montaña muy verde, nada dolía, nada hería, contábamos pétalos de flores blancas y rojas, veíamos caer pequeñas hojas veloces de grandes árboles, y muchas inmensas que bajaban despacio, nos mirábamos a los ojos, pegadas de grandes carcajadas como ayer, pero al despertar, lo que soñé se había ido, y seguí corriendo entonces, para buscarte en el mismo sitio, como un ángel que ha regresado para entregar su mansa sonrisa, como cálido y tímido manantial que asoma por el arenal, haciendo guiños y entregando alegrías a todos.
Otra vez aquí, escuchando sonidos de brisa, sintiendo la calidez de un nuevo día donde no apareces, pero siempre amándote, dejando al recuerdo que eras mi mejor amiga, que nos dolían las mismas cosas, y que ahora sabes lo que sucede, sin que tenga que ir con lágrimas en los ojos a contarte nada pues tus ojos ahora son las alas de tu alma.
Puedes dar una mano desde allá, me enseñaste de la fe a mover lo imposible, y de la oración, que era como un alivio a toda tristeza, y de cada lluvia en los ojos, que eran necesarias para que se vieran siempre limpios y brillantes y a permanecer, sin correr buscando a Dios en otras iglesias, cuando él está en donde nuestro pensamiento lo busque, encima de una hoja seca, y bajo ella, cuando por su voluntad decidimos ver qué hay debajo.
Mi linda paloma blanca, seguiré contando mientras tenga memoria, que un día 10 fue el tuyo, un llamado divino, cuando el sol apenas asomaba, la noche nos encontró arrodillados, pero un nuevo día nos sorprendió enmudecidos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 10/14

y aquí, la palidez retorna ante cada sorpresa del día.
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