sábado, 10 de mayo de 2014

UN DÍA COMO HOY

UN DÍA COMO HOY

Un día como hoy
toqué sus manos
tan tibias eran
tan arrugadas…

Me sentí reina
me sentí sabio
y algunas veces
muchas veces,
ni hablar dejaba.

Un día como hoy
apresé en mi pecho el suyo.
Cual turbias aguas que pasaban
era mi boca ante la suya,
mi sabiduría cal y canto
para creer que nadie como yo
sabía tanto.

Hablé mucho, demasiado…
callé todo, enmudecí también
como torva noche
ante lo hablado.

Y ella lo dijo
su voz de ángel
rondando por ahí
como niño pequeño,
con pasos temblorosos
como el primer día
como la primera noche,
al vuelo de un gorrión
ser anunciado.

Un día como hoy
adorné su rostro con rosas blancas
tan bonita, parecía una niña,
su tocado era su cabellera de plata
su tesoro más preciado
en cruzadas manos,
un escapulario tan solo,
un crucifijo…

Hubo silencio al fin
solitaria estancia, poco ruido
se apagó una luz, hubo penumbra.
Su mirada paseó la estancia
como buscando atrapar a todos
en el candil de su niña,
que de a poco nos abandonaba.

Y en el momento de apagar mis ojos
con un cansancio torpe de sangre pálida,
retornó a la montaña la nieve,
se congelaron los lirios rojos
y cruzó el sendero al fin
como siempre, dulce y pálida
con inmensas alas blancas
un águila.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 10/14

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