lunes, 14 de abril de 2014

LUCHANDO



LUCHANDO

Mi padre sabía lo que era quedarse sin nada... nunca lo había visto llorar, hasta ese día... viendo al horizonte sin saber qué camino tomar, pero ella estaba ahí, y sólo le dijo: ¡Levántese mijo, los niños tienen hambre, y usted ha sido un buen hombre, muchos amigos dejó en el camino, vaya a donde uno de ellos y pídale ayuda, un préstamo, algo, para continuar... !, así fue... una amiga  extendió su mano y confió en él, y así, muchas manos a la vez se extendieron, y ahora recuerdo, que mi viejo llegó ese día con un brillo nuevo, y mi madre sirvió a todos, un batallón de hijos, con una canción en sus labios, como la primera oración del día.

Es bonito recordar que en algún momento los cocos caerán, pero no precisamente como un mal, sino como una bendición, pues un coco cuando cae, demora mucho tiempo en ser palmera, pero lo será, y podrá ver a ese sol divino que la alentó a continuar una vez más... y canturrear hermosas melodías junto al mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 14/14 


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