jueves, 6 de febrero de 2014

TE IMAGINO

Foto: TE  IMAGINO
 
Aquí  sobre la misma  roca fuerte, mi blanca silla del día a día
Entre la espesura de un bosque inexistente viendo sábanas blancas
Se guarda la vida bajo un lecho de cristales, mientras el viento juega
Y retozan las blancas  palomas de nieve  sobre la montaña…

Te veo ir y venir, temblar de amor mientras  sólo observo
Se antojan mis ojos de verte muchas veces a escondidas
Y confieso que mi rostro se enciende  por decir verdades…

Una blanca silla que ayer cobijó aves de paso pareciera cubrir su rostro
Dejando sus brazos ahí, por si acaso quieres estar conmigo un momento
Hablando de poesía, conversando de cualquier cosa,
 Divagando como locos felices,
Armando muñecos blancos con sonrisas rojas.

Y  luego, cuando surge de nuevo un pálido sol
El abrigo inspira a besar  tu boca, y tiemblas un tanto
Pero cuando abro los ojos te has ido
Tu blanca montaña con hilos de plata me ve 
Más cuando regresas de nuevo, aún sorprendido
Ya no hay nada del ayer… sólo cascadas bajan de la montaña
Para unirse a su amante río…

Y te veo sonreír,  las cigarras inician su juego de amor
Las golondrinas regresan al mismo árbol 
Está de otro color la banca vacía, parece tener vida
Muero en el silencio de la tarde y te espero
Con la impaciencia de quien sólo tiene por regalo el olvido.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 5/14
Imagen: Rafael Ramírez -Boston-

TE IMAGINO

Aquí sobre la misma roca fuerte, mi blanca silla del día a día
Entre la espesura de un bosque inexistente viendo sábanas blancas
Se guarda la vida bajo un lecho de cristales, mientras el viento juega
Y retozan las blancas palomas de nieve sobre la montaña…

Te veo ir y venir, temblar de amor mientras sólo observo
Se antojan mis ojos de verte muchas veces a escondidas
Y confieso que mi rostro se enciende por decir verdades…

Una blanca silla que ayer cobijó aves de paso, pareciera cubrir su rostro
Dejando sus brazos ahí, por si acaso quieres estar conmigo un momento
Hablando de poesía, conversando de cualquier cosa,
Divagando como locos felices,
Armando muñecos blancos con sonrisas rojas.

Y luego, cuando surge de nuevo un pálido sol
El abrigo inspira a besar tu boca, y tiemblas un tanto
Pero cuando abro los ojos te has ido
Tu blanca montaña con hilos de plata me ve
Más cuando regresas de nuevo, aún sorprendido
Ya no hay nada del ayer… sólo cascadas bajan de la montaña
Para unirse a su amante río…

Y te veo sonreír, las cigarras inician su juego de amor
Las golondrinas regresan al mismo árbol
Está de otro color la banca vacía, parece tener vida
Muero en el silencio de la tarde y te espero,
Con la impaciencia, de quien sólo tiene por regalo el olvido.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 5/14

No hay comentarios:

Publicar un comentario