SONES DE TAMBOR
Cuando el amor asoma,
La vida se llena de brillo…
Felicidad… ropaje frágil
Como de la mujer sus corpiños
Y del hombre sus promesas olvidadas.
No sé qué es el amor…
Pero veo a un cervatillo en el bosque
Y se vuelve tibio, bajo la sombra de una madre
Apresado en sus pechos que manan miel blanca.
Burbujas de colores…
La música de tambores me gusta
Los gritos de niños jugando en la carretera
El ruido ensordecedor de los grillos.
Nada duele cuando hay amor…
Divina hoja seca, como mano abierta
Que terminado su ciclo
Se permite resucitar entre gajos secos,
Donde bonito trinan los mirlos.
Flores frescas… ¿tan pequeñitas?...
No las pisotees que se resienten…
No las abuses, que son muy frágiles
Y alegran el bosque con su presencia.
Si no hay amor… todo es sombrío…
¿Le conozco acaso?... no lo sé…
Pero me vuelvo pequeña
Cuando aparece una flor sin ser primavera
Cuando entre la espesura de mi bosque
Recuerdo a mi sinsonte de ojos verdes.
Trina fuerte sobre mi árbol… sacude sus alas
Mira hacia el cielo declamando su primer verso
Y el llanto se esfuma para reír,
Ansiando de mí ya, un beso
Desgajada como rosa vieja entre tu pecho.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 13/14
La vida se llena de brillo…
Felicidad… ropaje frágil
Como de la mujer sus corpiños
Y del hombre sus promesas olvidadas.
No sé qué es el amor…
Pero veo a un cervatillo en el bosque
Y se vuelve tibio, bajo la sombra de una madre
Apresado en sus pechos que manan miel blanca.
Burbujas de colores…
La música de tambores me gusta
Los gritos de niños jugando en la carretera
El ruido ensordecedor de los grillos.
Nada duele cuando hay amor…
Divina hoja seca, como mano abierta
Que terminado su ciclo
Se permite resucitar entre gajos secos,
Donde bonito trinan los mirlos.
Flores frescas… ¿tan pequeñitas?...
No las pisotees que se resienten…
No las abuses, que son muy frágiles
Y alegran el bosque con su presencia.
Si no hay amor… todo es sombrío…
¿Le conozco acaso?... no lo sé…
Pero me vuelvo pequeña
Cuando aparece una flor sin ser primavera
Cuando entre la espesura de mi bosque
Recuerdo a mi sinsonte de ojos verdes.
Trina fuerte sobre mi árbol… sacude sus alas
Mira hacia el cielo declamando su primer verso
Y el llanto se esfuma para reír,
Ansiando de mí ya, un beso
Desgajada como rosa vieja entre tu pecho.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 13/14
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