LA PERDIZ
Al fin la perdiz aceptó su derrota
Ella era fuerte, y estaba acostumbrada
Los halcones a veces la herían de muerte,
Pero ella en su rincón sanaba.
Encontró una pradera donde no había cumbres
Sólo se levantaría como pudiera, con ánimo renovado
El sol era el mismo, no se había mudado
Y se dio cuenta que en la noche,
Esa luna vieja, seguía siendo amiga suya.
Me oculté un poco para verla…
¿Nada más incuba 3 perlitas pecosas?
Tan bonitas las veo salir del cascarón
La una, tiene ojos azules, que parecen estrellas luminosas
La otra mayor salió más pequeñita,
Ella es una flor siempre perfumada
Y el pollito… ¡qué bonito pía y pía!
Pero lo mejor de él es que es paciente
Y saca sonidos al viento, que me hacen llorar.
La perdiz ya no gime ni se acalora… acepta…
Nada podemos lograr si el dueño del paisaje no lo quiere
Pero podremos levantar vuelo corto…
No todos pueden volar como las águilas
Algún día tal vez,
Cuando la perdiz encuentre otro motivo
Ella se levante, y sacuda la suciedad
Y se vuelva entonces, cuando el sol la toque de frente,
Un faisán de doradas alas.
¡No puede ser!... acabo de verla…
Una herida doble en mi corazón
Y sus pichones no pudieron volar
Preciso hoy…
Cuando las estrellas pintaban rojas promesas
En mi corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/14
Ella era fuerte, y estaba acostumbrada
Los halcones a veces la herían de muerte,
Pero ella en su rincón sanaba.
Encontró una pradera donde no había cumbres
Sólo se levantaría como pudiera, con ánimo renovado
El sol era el mismo, no se había mudado
Y se dio cuenta que en la noche,
Esa luna vieja, seguía siendo amiga suya.
Me oculté un poco para verla…
¿Nada más incuba 3 perlitas pecosas?
Tan bonitas las veo salir del cascarón
La una, tiene ojos azules, que parecen estrellas luminosas
La otra mayor salió más pequeñita,
Ella es una flor siempre perfumada
Y el pollito… ¡qué bonito pía y pía!
Pero lo mejor de él es que es paciente
Y saca sonidos al viento, que me hacen llorar.
La perdiz ya no gime ni se acalora… acepta…
Nada podemos lograr si el dueño del paisaje no lo quiere
Pero podremos levantar vuelo corto…
No todos pueden volar como las águilas
Algún día tal vez,
Cuando la perdiz encuentre otro motivo
Ella se levante, y sacuda la suciedad
Y se vuelva entonces, cuando el sol la toque de frente,
Un faisán de doradas alas.
¡No puede ser!... acabo de verla…
Una herida doble en mi corazón
Y sus pichones no pudieron volar
Preciso hoy…
Cuando las estrellas pintaban rojas promesas
En mi corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/14
No hay comentarios:
Publicar un comentario