Escucha, ¿es ruido acaso el cantar de las olas?... besa las rocas con ardor, no las desilusiona, una y mil veces les dice: son mis grises niñas a quien más acaricio, les entrego día y noche toda mi pasión...
Ahora, dame la mano, sin importar que sea soñada... saltemos de roca en roca, desnudos, que nadie mire nuestra piel, y seamos uno entre el paisaje, entre la brisa, ese algo intocable y hermoso...
¿Sabes que también te pienso?... también imagino mis manos como locas aves viajeras descendiendo por las curvas, cerros y senderos de tu piel...
Ahora, veo tus manos, ardientes, parecen llamas encendidas, desbocadas como potros salvajes y me hacen sentir bien, las mías son esa espera tuya en las noches, cuando cierras los ojos, y yo también.
Yo... la oveja negra, que sabe llorar a la luna en las noches, como una loba vieja que conoce todos los atajos de la vida...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,enero 22/14
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