MI SUEÑO DE ANOCHE...
En mi sueño, iba de la mano de un amigo alemán que es muy
guapo, ¡jajaja! perversidad de casi abuelita, pero ahí estuvo anoche su nombre
Marc, coqueto él con todas, y yo de ladito, cuando un momento antes parecía una
cobra enredada en su blanco y hermoso tronco, nos besamos, nos arrullamos,
caricias van y vienen, pero ya en playa con mis piernas más blancas que un
queso, un hilo brasilero y las nalgas queriendo volar, los pechos lindos eso
sí, no lo niego porque ya no son esas toronjas dispares, pequeños pero bonitos,
y mi rostro de oveja blanca, haciéndose la que no ve para ningún lado, pero él
con los ojos que parecía que salían de sus órbitas, y al rato me alcanzó, una
siliconada tras otra pasaba por su lado, enormes balones inflados, nalgas
descomunales tapadas con un rebozo para simular las bolas adicionales, y yo
como una fiera adelante, hasta que me alcanzó, pero no decía nada, al fin tuvo
valor y lo dijo: Creo que es mejor que terminemos la relación, esto no lleva a
ningún sitio. -Yo no dije nada, claro que sabía que mi relación no lo llevaría
a ningún sitio gran idiota, porque él sólo tenía el pensamiento en medio de sus
piernas, y eso no lo dejaría evolucionar.
Lo cierto es que con mi dignidad herida me fui a dormir, ¡y
vaya sorpresa!, en mi cama estaba mi hijo Kevin, mi hermana Lucía y mi hermana Sonia, y resultamos todas ahí viendo al queso
alemán grandote haciéndose el muy bello, pero en el fondo sabíamos que lo era, mi
hermana Lucía le hacía ¡shhhhhhhhhhhhh...!, él volteaba, ella sólo abría sus
piernas como pinzas y el Alemán se sorprendió un poco, al momento la vi pegada
como una garrapata de él, yo tenía tanta rabia de verla en esa pose, pero para mí
enorme alegría, el Alemán le dijo que sólo había levantado medio centímetro, ¡jajaja!,los sueños son una locura, y la
empujó suavemente, sutilmente hacia la cama.
Sentí pena, y le dije
que no hiciera eso delante de mi hijo, que tuviera pudor y respeto, pero a ella
no le importaba, quería hacer delante de nosotras sus cochinadas, que para ella
eran ricuras.
En medio del sueño
desperté abrazada a mi almohada, creía que era el alemán que estaba
arrepentido, el ruido de los perros en el patio, la lora chillando como loca, y
un nuevo día, para darle gracias a Dios hasta por ese sueño tan extraño.
¿Qué mensaje habrá?, tal vez que deje de soñar y ponga mis
pies en el piso, pero me da pereza, me gusta soñar, aunque esté despierta
porque los sueños nos mantienen vivos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 19/13
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