martes, 7 de enero de 2014

HABLANDO CON EL VECINO

Les contaré algo y después a mi trabajo: no hay otra ciudad en el país como Barranquilla, hay una razón por la que me he quedado aquí por 28 años, más de la mitad de mi vida: el mar, mis hijos que son de éstas tierras, la paz, la variedad de clima, del ardiente al casi frío como ahora, las palmeras, los robles morados y amarillo, las cayenas, y toda la poesía que ha nacido desde que me levanto, hasta que la última estrella desaparece como por encanto del cielo.

Y hay otra razón: aquí se quedaron mis seres amados, mi madre decía que nunca regresaría al sitio donde ya había vivido, que ella no era un elefante, y así fue, vino para quedarse por siempre en estas tierras.

Tenemos a la Sierra Nevada cerca, Cartagena, Santa Marta, los canarios criollos, el mochuelo...Tubará, etc., etc…

Lo único que no me gusta, son los canarios prisioneros, le dije a mi vecino alguna vez, pero él me responde: pero usted vendía pájaros, y tenía criadero de canarios... Y sólo le respondí: estás en lo cierto... Tenía... Pero reconocí mi error y comprendí que todos nacemos libres y somos del viento...

Tampoco me gusta algo, que el bosque se acaba, porque lo llenarán de vástagos muertos, qué triste, eso sí que me duele, ¿pero qué puedo hacer?... en un mundo donde manda el dinero, los demás somos sólo habitantes sin valor.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, enero 7/14

No hay comentarios:

Publicar un comentario