lunes, 25 de febrero de 2013

SIÉNTATE Y HABLEMOS [8]

SIÉNTATE Y HABLEMOS [8]

En cualquier banca del camino,
vamos a conversar de aquéllos días,
de todas esas navidades sorprendidos en carcajadas,
de todas las miradas, donde un brillo parecía una estrella
y nuestras manos sólo tocarse buscaban.

Ven, tal vez no recuerdes el primer roce,
tengo en la memoria un atardecer
los rojos encendidos invitaban,
y estar a tu lado tan cerca, sabía a sorpresa,
para en un instante, con esos arrebatos de la juventud,
ya no podía callar que te amaba, y tomé tu mano.

¡Qué bien sentí tu tibieza!, ¡lindo el roce de tus dedos!
Hubo un gran silencio y seguía observando el cielo
con esos nubarrones grises que corrían veloces,
despejando el poco sol que aún quedaba.

Allí, en esos arenales corría un manantial,
los peces se hacían invisibles para jugar conmigo,
y mis pies tocaban las ramas acolchadas.

Pude saber que eras ese todo que buscaba,
pero el tren pasó veloz, antes de que anunciaras,
que también tu amor era así, limpio como el mío.

Escucho el cantar de la brisa;
un violín llora en otras manos,
una dulce melodía busca tus labios.
Aquí las rosas perdieron su brillo
y las luciérnagas se quedaron viendo a mis ojos.

Semejan dos naves vacías,

donde ya no estabas…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 25/13

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