jueves, 7 de febrero de 2013

HABLANDO CON ELLA [71]

HABLANDO CON ELLA [71]
                        
Roble de flores cálidas y pequeñas,
manos llenas de caricias y bondad;
labios que sabían pronunciar certezas
/aunque a ratos doliera su verdad.

Conocedora de los caminos de la vida
ausente tantas veces de los lirios del valle,
de las montañas tan amadas y añoradas,
pero en su corazón de niña vieja
un rosario con sus labios comulgaba.

Encontraba en el desierto todas las rosas,
orquídeas que recogía en su andar
para adornar la imagen de María,
y en este sencillo camino
era feliz y se entretenía.

A esa señora de blanca cabellera
con hilos de plata en su montaña,
enredados dedos en los suyos,
aliviando su pesar con lágrimas.

Con un abrazo, cual tórtola en su nido,
confesaré que nadie más, tan puro y amado.
Ella es y será el amor verdadero que arribó a mi corazón,
tomando mis dolores con sus manos,
aconsejando siempre lo mejor.

¡Es la vida esto!, deja que pase el tiempo/me decía.
No puedes hacer más de lo que tú ánimo resiste,
no agotes las fuerzas, vendrán días de calma y paz.
Debes permitir  que caiga la lluvia,
mirar cada día  hacia el cielo azul y agradecer
por cada suspiro de tu pecho,
por esa oportunidad de vivir un segundo más,
y ofrecer el dolor por alguien que necesita salvarse,
doblando las rodillas,
sin importar si te duelen tanto que te quiebras.

Enciérrate en ese mundo de los sueños,
y ama la poesía cada vez más.

En ellos,  los imposibles no existen,
así aprenderás a volar,
a desteñir violetas con el pensamiento,
y a llorar por aquéllos que no saben hacerlo,
amando lo que existe,
pues la vida es efímera y fugaz.

Orar por  las rosas que marchan sin abrir,
por los hombres que no conocen de Dios
y no se atreven a soñar con algo superior.

No olvides la música, ella te reconfortará,
será lluvia de colores sobre tu vida
lo triste marchará al sonar del tambor,
y el hombre con una flauta en sus labios
será dichoso al entonar himnos al Señor.

Apártate de quienes te odian,
ellos no aportarán nada positivo a tu vida,
serán como la hiedra donde florecen las orquídeas,
serán roca en tu camino,
que no te dejará avanzar.

No odies a nadie, perdona siempre,
pero te cuidas cada vez más,
hay alguien que conoce todo
y en esa roca fuerte dejarás tu vida,
será un alivio a tus penas,
y una sonrisa en tus labios
por una eternidad.

Y cuando muera, /me dijo una vez mi madre…
…quiero muchas rosas blancas,
flores de todos los colores a mi alrededor,
un rosario en mis manos, un crucifijo,
y un vestido blanco, ¡muy blanco!...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 7/13


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