EL
PELAO [70]
Tantas
veces el pelao
sobre
la bicicleta un día;
sobre
una moto en veloz carrera,
con
los bolsillos rotos esperando buenos tiempos,
buscando
afanoso lo que no llega a casa,
y
vaga por ahí, es un poeta esgrimiendo con una daga
una
flor en invierno, con una mueca, /aquello que le aqueja
y
moldea con simples palabras.
Un
traje nuevo/tal vez de marca,
el
mejor perfume, un celular de segunda
hurtado
cuando ya estaba en sus manos,
vendido
al desearlo como su propiedad.
Y
el pelao lleno de sueños,
deseoso
de caricias y besos de mujeres,
metido
en las enaguas de sus ojos
y
arropado en el brillo placentero
que
dejan las huellas de un beso en el cuello,
y
una pequeña mordida en el pecho.
Ya
en la tarde, cualquier tarde,
de
sus ojos cálida mirada.
¡Aplausos
poeta!
¡Me
encantan tus versos!
¡Me
desvelo tanto y tanto!,
pero
en cada sorbo de tus sueños
hay
un poco de los míos.
Una
alondra levantó vuelo,
era
un pelao el conductor,
tenía
el encargo de hacer volar a un lucero
para
que se rodeara de estrellas
que
en la noche,
se
ven nadando en el mar.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 7/13
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