YO, LA CHONCHIS 2 [19]
Ya no me verán más en charcos
Entre la obligada inmundicia.
Sólo en lagos abundantes en flores
Y de tu mano puede ser, una caricia.
No estaré sobre la mesa una vez más
Donde reirán todos de mi boca sonriente.
Aquí en vez de un beso, una daga,
Con mi cuello hundido entre la suciedad.
Yo la Chonchis, espero un mañana mejor.
Te regalo de mis entrañas vida,
Que se acopla perfecto a tu corazón…
¡He dicho basta!
Quiero estar aquí, o allá… tan solo eso…
Levantarme y ver ríos y montañas
O tan solo un pedazo de parcela
En donde pueda retozar.
Un mañana, cuando mis pequeños aparezcan,
Tal vez sea el empeño en ser algo tuyo
Más no carne sobre tu mesa.
Con el contento de verme correr, sería hermoso,
Con esa alegría al verme patas arriba, sería
suficiente.
Yo la Chonchis… ¡cuánto diera por ser un cóndor…!
Pero un algo indescifrable, en mí tomó su empeño,
Moldeando mi redonda figura,
Para que se llenara de pequeños corazones,
Parecidos al tuyo.
Hoy, a pesar de tu sonrisa del instante…
Mi voz queda plasmada en una blanca pared.
El grito final de todos los que fueron
Son agudo
llanto,
Que rebota en cualquier estancia,
Y un fuerte leño sobre mi cuello
Apagando de mi vida las pocas alegrías…
Más nada importa ahora…
No tengo tu vicio de odiar ni de matar,
Ni tengo la envidia y avaricia de los tuyos
Ni la servidumbre ante los fuertes,
Ni el agachar la cabeza a los soberbios…
¿Qué más te diré?
Sólo que dejes encendida tu lámpara,
Que el aceite de tu corazón no se acabe.
Que mires a mis ojos, y dentro de mi corazón.
Sin tu voz puedo hablar y amar,
Sin tu fuerza sobrevivo en el cultivo de mi vientre
Que nacerá como tú… para morir.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 27/13
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