PÉTALOS
QUE NO DUELAN [19]
Lo
bonito de la poesía
es
que muchas veces destilamos hiel
disfrazada
de miel;
pero
lo que sea,
tiene
un gran poder.
Lo
hermoso de las letras
es
que las convertiremos en rosas,
o
en mortajas,
todo
depende del poeta
y
del motivo.
Lo
liviano de la boca
se
enreda en flores,
quedando
un fondo lleno de espinas
que
se descubren en sus letras.
Agradezco
a Dios
por
apartar las espinas de mi lado
me
quedo con las rosas,
y
sus pétalos perfumados...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 27/13
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