jueves, 28 de noviembre de 2013

EL AVE Y EL ROBLE [18]


EL AVE Y EL ROBLE [18]

Un verso construía el ave
disfrazada de gris traje,
que hacía juego con el cielo
y combinaba perfecto
con los gajos de un roble.

Recuerdo flores,
nido de amores si  las hojas caen,
y ellas, aparecen llenando de brillo y luz el paisaje.
 Es un recuerdo a los valientes,
que a pesar de los vendavales sobreviven.

Se antoja siempre de la más alta rama…
¡Qué pequeña pareces mi dulce miel!
Eres una flor del campo, intocable,
ahí  las breñas más alejadas están,
y las rocas más perseguidas,
se ocultan.

¿Eres gorrión, sinsonte, turpial?
Eres lo mismo, pues tienes gracia al cantar.
Al abrir de tus alas ante el sol
alardeas en ser inmensa, 
para ante la lluvia empequeñecer
y con tu canto aliviar sin saber
el cansado viaje del buey.

Y ahora, si de nuevo advertida
picoteando pepitas de arrayán estás,
mientras unos vienen
otros van por el  mundo,
cada uno en su afán,
pero el roble más fuerte se torna
sin importar el vendaval.

Nada implica,  sigues cantando…
Ante  las fuertes brisas, una rama  soporta.

La providencia tiene gajos de colores
que con la lluvia se visten de frutos,
dejando  al caminante un lecho
adornado de flores.

Raquel Rueda Bohórquez   
Barranquilla, noviembre 27/13






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