ORANDO
[21]
Dios
mío, dame paciencia para tolerar tanta gente soberbia y arrogante, permite que
camine entre las espinas y las rocas encendidas, y que nada me lastime...
Que
sea humilde para aceptar los retos que se presenten, que nada me enaltezca, más
si tengo que humillarme a un ser humano, antes dame una cachetada, porque mis
rodillas sólo serán dobladas ante un grande como tú.
A
fuerza de dolor el oro puro brota, son las llamas quienes le hacen salir de su
negra oscuridad...
Que
mi boca no peque, que sean sonoros mis besos y mi lengua se enrede en el único
amor que nunca me dañaría: la poesía.
Y
si después de esto, algo me queda; será encontrar a mis topacios azules, que se
han quedado prendidos de mis ojos, y brillan en el cielo como adoradas
estrellas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 27/13
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