LA
SEÑORA DE LA ESQUINA [131]
Aquí
estoy una vez más,
raros
los días, siempre se antojan de muerte...
Pero
ya nada duele,
se
fue la mariposa de la esquina, ¡era tan linda!
La
veía cada día con esa mirada en melancolía
y
los recuerdos de aquél hijo,
que
se quedó empujando un taxi
a
la vera del camino,
tan
cerca de su dolor y agonía.
Así
pasan las cosas, cada ser un libro, un poema.
Esa
pequeña historia de niños tomados de su falda.
¡Se
fue la señora de la esquina!, enredando guirnaldas
y soñando
sonrisas para mañana.
Nada
dolerá, los payasitos están gigantes,
sus
hijos ahora continúan el viaje
con
la carga guardada dentro de un roble.
¡Qué
linda fue!...
Será
brizna de lluvia en los ojos
y
el recuerdo, de que alguna vez tropecé con ella,
en
esa esquina, donde todos nos antojamos,
todo
por un resedal que floreció alguna vez
y
deseé frenar otras veces
pues
ese perfume incitaba a frenar
como
un colibrí por su estar.
¡Adiós
señora!...
Otro
regresará a esa orilla
se
hablará ahora de tu sueño,
se
repetirá en las bocas
que
una anciana hermosa vivió ahí,
en
la esquina, donde hay un gran árbol
y
anidaron las palomas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 3/13
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