lunes, 28 de octubre de 2013

VIENDO [20]


Mis hijos 

VIENDO [20]

Gracias por los ojos que me permiten ver…
¡Qué maravilla son los dorados al amanecer!
¡Qué magia exquisita son los azules del cielo,
los rojos encendidos de las rosas, y tu querer!

Viendo una espiga dorada y un ave canora,
una sensación de alas abiertas al sol,
ese trino guardado en el corazón…

¡El tiempo ha pasado veloz!
Ayer una niña correteando detrás de tantos sueños,
navegando en esos mares de fantasía
llenos de colores la vida,
y de palpitar de tambores el alma.

¡Qué magnífica bendición un bosque!
Los marrones, los dorados y blancos…
Deletreando colores desde niña
y ahora, musitando oraciones en tus labios…

Amor… mi amor de ojos azules…
Temprano te vi partir y nunca regresar,
pero ahora, otra mano desnuda mi añejo cuerpo
entre caricias parezco vino caro,
con la cometa enredada en tu querer.

Busco la vacía silla en un parque cerrado…
Detallo de las palomas sus arrullos.
¡Qué bonito se entrelazan los picos!
Se beben la savia del amor y resucitan
entre gajos de almendro o cúpulas abiertas.

Cultivan pequeñas rosas hambrientas
mientras las  tristezas ahondan en el nido,
paja seca entibia sus desnudas pieles,
que de a poco se visten, con la magia de la vida.

Viendo hacia mañana…
¿Tendré esos mañanas soñados en un parque?
Recordando a mis pequeños de la mano
tan sola y olvidada… ¡tan ajena la gente!,
pero tan cerca de Dios si sus bocas en mis pechos
y sus pequeñas manos aferradas de mi falda.

¡Cómo pasa el tiempo!
Tan veloz como si el trigo secara en vano
y las sales de la vida me conmueven,
al descubrir  esos sueños
tan iguales a los míos,
tan inalcanzables…

Pero al fin encuentro la banca en el camino,
descubro tus manos en las mías, tus ojos soñadores.
Corretean mis cabritas buscando la cuesta
y musito a Dios una plegaria con sus nombres.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 28/13

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