lunes, 14 de octubre de 2013

SUEÑO DE MARIPOSAS [73]

Publicado por Raquel en 15:40
Lunes, 14 de octubre de 2013



SUEÑO DE MARIPOSAS [73]

Cierto día, en cualquier primavera, habitaban dos mariposas: una se llamaba Azul, y la otra Monarca, ambas eran hermosas, tenían enormes alas, cada quien con su encanto.
Un brillo mágico cubría a la niña Azul, mientras Monarca no pasaba desapercibida en ningún jardín, pues estaba adornada de perlas blancas, y pequeñas hojas doradas, con puntos rojos en sus puntas, elegante y suave, era una dama empeñada en amar y en bendecir la vida.

Pero Monarca no estaba muy feliz con ella misma, y le dijo a su amiga Azul:
-¡Tienes las alas más brillantes que las mías!, no entiendo la preferencia de tu pintor, no he podido ver mis alas, me dicen que son bellas, dime amiga: ¿cómo me ves?, ¿no soy acaso más bella que tú?...

Azul no respondía nada, simplemente volaba y volaba, se entretenía con cada flor, bebía de la miel que se le ofrecía, y en sus diminutos ojos había un brillo como el de sus alas, sentía el placer de vivir sin hacer preguntas, pero Monarca seguía a su lado, afanada por su brillo, queriéndola atormentar, sin que Azul se preocupara por sus comentarios, tenía mucho por hacer.

-¡No te hagas la tonta Azul, respóndeme!, decía Monarca, y el tiempo pasaba… no se daba cuenta de todo lo que tenía, por andar preocupada de la belleza ajena, cuando la suya era diferente y única.
Azul no reparaba en sus regaños, cuando apareció entre las azaleas ese olor, que la invitó a danzar fuerte, y en un abrazo, se llenó de tibias aguas que inundaron su interior.

No había tiempo, la premura, el afán, pero Azul todo lo hacía con calma, buscó la mejor hoja, la más fuerte, y a sus perlas cobijo les dio, y danzó tanto, que sin darse cuenta, cayó feliz sobre un brote de rosas, y con sus alas extendidas parecía una flor.

Monarca se asustó: - ¡amiga!… amiga… ¡no te vayas!... espera…  no he dejado una sorpresa para mañana, en tanto tú, con qué prisas has vivido, y por pasar quejándome siempre, mira… mi tiempo pasó, y no me di cuenta de lo mágico de la vida y de lo hermosa que soy…

En esto, en medio de una última queja, sus alas quedaron dobladas sobre sí… desapareció la belleza, marcharon las quejas… y Azul brilló, para vivir en sus hijos y en sus nietos, otros pequeños sueños, aceptando una cárcel que la embellecería, y un día, para vivir feliz.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 14/13

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