MI FORTUNA [22]
A
veces pregunto por mi fortuna:
¿Qué
tanto poseo y puedo valer?
Pero
entonces recuerdo a los que se han ido,
sus
tantos afanes en la vida fueron vanos,
desaparecieron
en el instante de la lluvia
cuando
más feliz danzaba la mariposa.
Cuántas
veces de llorar nos vencemos
y
de reír mucho nos agotamos…
De
tanto gozo se cansa el cuerpo,
de
los afanes se hieren los pies
y
se duermen las manos.
Mi
fortuna es tu amor…
Eres
danzante estrella en mi camino,
verte
salir en medio de las montañas,
mi
abrigador amante,
lucero
encendido
que
a las violetas pálidas das abrigo
y
a las rocas sosiegas,
con
un beso de olas frescas.
¡Cuántas
riquezas al abrir los ojos!
¡Cuántas
al cerrarlos!...
Tengo
las manos y los pies completos,
mis
ojos para ver la inmensidad del bosque
y
el insondable océano,
copiado
de azules que marcan tu iris.
Mi
gran tesoro, buscado en días aciagos,
tan
añorado si la carcajada regresa
y
tan olvidado, al creernos seguros,
pero
loca es la fantasía en movedizas arenas,
la
vida danza por una cascada
y
con la lluvia en una mirada
desaparece…
Allá
están los anhelos,
dentro
del vientre de mi madre.
Tierra
morena, pisoteada…
Niña
oscura de ojos tristes,
que
a pesar de todo,
hace
brotar un sueño
y
tiñe de púrpura las rosas
en
interminables inviernos.
Fortuna,
tesoro todo
que
se roba el encanto de la vida
para
transformarla al rato
en
una flor danzante,
en
un sueño repetido
en
cada estación del tiempo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 28/13
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