lunes, 21 de octubre de 2013

LA HIJA DEL AGUIRRE [52]

LA HIJA DEL AGUIRRE 1 [52]

Alguna razón hay en la vida, para las cosas, ahí estaba de nuevo, pegada de la reja oxidada, con el corazón en la mano, pensando: ¿qué clase de amistades tiene mi hija, que de a poco me la están robando?...

Ayer eran las 5 am y llegaba a casa, como si nada, con su sonrisa burlona y la vieja estúpida sólo atinaba a decir: ¿qué cosas tan terribles hice en mi vida? ¿qué mal ejemplo le he dado a mis hijos, para que no tenga derecho ni a un sueño tranquilo?... Y miles de cosas, de pensamientos alocados, cercanos, o lejos de una realidad, que afrontamos muchos padres, se venían a mi mente...

¿Qué es lo que tanto te enreda en la calle?... ¿quiénes son esas personas que valen para ti más, que la tranquilidad de un hogar? Mañana no sabré si pueda acompañarte o darte un consejo, porque nada de lo que hago, parece tener valor alguno...

La hija del Aguirre tiene  alas muy largas, me ha tocado lidiar sola con la crianza de mis hijos, mientras el padre corre detrás de las vacas del camino, de las mariposas de colores, y se llena de ira cuando llega a casa... Le duele el mercado que trae, su familia no merece siquiera un poco de amor,  pareciera tener un corazón tan duro como la roca.

Aquí estoy de nuevo, la luz del día se encuentra con mis ojos pegados de una ventana, la luna me es ajena, y se vuelven añejas las quejas como la puta cortesana que deambula detrás de los hombres, para dañar sus hogares, y la luna, puta de todos los poetas pero sin amante, que tan parecida a mí, pareciera soñar con un día, donde sea ella el sol y el astro ocupe su lugar en las noches.

Atenta a las amistades de la calle, ellas te voltearán la espalda cuando no tengas nada que ofrecerles, mientras tanto, estaré aquí, pidiendo luz al cielo para saber en qué he fallado, y cuál es la razón de éste agudo dolor en el pecho, y éstas ganas de llorar que me asisten.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 21/13



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