Publicado
por Raquel en 10:15
DORA
MARÍA VISITA [82]
Buscaba
una imagen para decir algo, pero me quedo atada en el blanco de la pared,
quiero reír a carcajadas y un impulso me hace callar, entonces quiero llorar
como siempre, porque soy una llorona de cabello largo y blanco, con mis greñas
de loca caliente y arrebatada, pero en realidad, soy una paleta a medio probar,
que por dentro ya no tiene nada.
Aquí
está Dora, quejándose como siempre, que ahora se va a morir doña Ermencia, que
a doña Matilde le dio una picada en el brazo derecho, que la pata de misia Virginia
se le quedó atorada en una silla, que el viejito de las naranjas parece que se
murió, que me duele la cabeza, pero no se toma una pastilla para el dolor, y en
éste jode y jode, casi que me da a mí también fuerte temblor.
Qué
¡ahhhh!, tengo que ir a misa a confesar al cura, que estaba con pensamientos
morbosos, y en esto llega la hora de la comida de German y que está muy
apestoso, que ahora qué carajos hago, va a llegar visita y el bobo se baña cada
media hora, y gaste y gaste agua, el recibo, el impuesto, y la nevera vacía, el
culo gordo de las gordas, y las tetas enormes que ya no dan leche, que ahora
eso uno va a entrar a la casa y la hediondez no se la aguanta ni un chulo con
máscara, y en esto me levanto a preparar un tinto para que se calle la jeta.
¡jajajaja!
y el hijo con el piano está que me vuelve loca y no coge oficio, que ¡Santo Dios!
y el viejo no llega, ya me tocó pagar un recibo con tijera, porque me iban a
cortar el servicio de gas, que de buena gana no lo hubiera pagado, ¡pero bueno
ésta es la vida!
Y
ahora Dora no quiere tinto, sino que se antoja de cacao y esto de atender
viejas cansonas sí que me aburre también, pero bueno, lo haré por todos los
tintos y atenciones que recibo de ella...
Y
ahora que hay que lavar el balcón cagado de las palomas, porque si no vienen
los inquilinos y después no se quedan, y entonces pido ayuda a Kevin y me dice:
¡eche, no joda!, ¡no lavo esa mierda!, a ver vieja, cuánto es la paga, sino se
jode y esa vaina se queda ahí... a lo que le respondo con toda mi dignidad
herida: ¿tengo que pagar a mis hijos para que me colaboren?... y él dice: ¡pues
claro!, me tiene que pagar, lo dice con esa voz de macho, mientras ve a una
vieja en video haciendo porquerías. En éste mundo moderno nada es pecado, ni
existe el temor de Dios, pero viéndolo bien, así también sucedió en los siglos
anteriores y nada ha mejorado.
¡Qué
cosas!, creo que ésta historia continuará, después de que lavemos el balcón lleno
de misiles de paloma, eso es buena suerte, vendrán sorpresas enormes, ya les
contaré hasta los pensamientos más oscuros que tengo...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 10/13
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