AMOR MÍO [106]
¡Qué frío está el tiempo!
El hielo no conserva aquélla dulce flor,
se deslíe torpemente para ser pequeño lago
dónde está mi amor.
Guardo de ti cada recuerdo,
se ha quedado el perfume de tu piel en mí
y tus ojos enredados en la noche,
estrella brillante, en cada anochecer.
De a poco te busco, me reencuentro,
y en un poco de versos te aprisiono.
Eres mi cárcel, mi condena;
y el suplicio de amarte
es el mismo de no verte.
Viejo amor que ciega me mantienes;
no hay roble que pueda crecer a mi lado,
ni enredadera que se parezca a ti,
ni brazos
que apetezcan mi cintura
ni boca
que se ajuste a la mía.
¿Y aun así, te alejas?
¿Ni una sola letra me puedes enviar?
Si dibujaras en mi estero una esperanza
correría como gacela hasta alcanzarla,
y en paz recorrería el último camino,
con una rosa en mis manos
para suplir el tiempo de esperarte,
dormida sobre tu pecho.
¡Mira cómo se deshiela mi vida entre los ojos!
Parece
río violento que no cesa de correr.
Borda con mis perlas un pañuelo blanco
y sécalas, que de a poco desvanezco,
para ser un poco de abono con la tierra
y un poco de poema entre mis letras.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 8/13
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