ABEJA [54]
Abeja era mi reina
bordando cometas para el cielo,
arrugando lágrimas en días aciagos
y contenta así mi niña, con sus desvelos.
Néctar y panal unidos
mi reina entre paños húmedos,
¡cuánto dolor causó tu partida!,
entre solitarios suspiros de niña dolida
entregándose sumisa a su destino.
Violetas tus pechos amanecieron
así tantas flores aún en el desierto,
bendecir el día como la noche,
y clamar a Dios
por un descanso en tu camino.
¡Hoy me duele todo!,
tengo agitado el pecho,
y la fiebre me consume,
ardo como una llama encendida
que de a poco expira.
Mi abeja pequeña, ¡tan flor como néctar!
Entre todos los senderos espinosos
elegiste ser como ellas, tan pequeña,
bondadosa sin ser reina,
princesa que entregó por la vida todo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 20/13
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