YO TAMBIÉN [59]
Quise entre mis sueños navegar, viajar, conocer
un paraíso
mis ojos se extendieron hacia la selva entre
tus piernas,
como el poeta busqué la montaña más elevada
para dejar en ella un poema, y tallar con un
beso mi amor
en tus deliciosos y perfumados caminos.
Te veo oculto entre las ramas verdes…
Te escucho en el cantar del sinsonte, elevado
sobre la más alta rama
y en un instante, cuando el sol depravado
sobre los arenales
encadenado al paisaje lleno de brisas y
cantares,
pareciera huir hacia otros Lares,
te descubro mi amor, sin alcanzarte.
Yo también tengo pasión… no está muerta la
piel,
mis ojos buscan el negro oscuro oculto entre
dos fuertes ramas,
también deseo besar las flores de tus pechos
como si fuera un volcán a punto de proclamarse
lluvia de estrellas
o si fuera una roca escondida, donde un
diamante se oculta…
Detallo las flores abriendo en el camino,
un suspiro de brisa me trae tu olor,
pinos tiernos, como brotes de ramitos de
azahar entre mi boca,
masticando cada gota de rocío de tus ojos,
y descubriendo que también a veces lloras.
Sí, yo también quiero elevar mi cometa, pero
se estrella cada tanto
se enreda entre las sombras oscuras de la
noche
y no puedo llegar hasta tu campo santo.
Y descubrí una mariposa azul, te vi corretear
tras ella,
en tanto un poco de rubor y de tristeza,
un instante tras otro termina pronto en llanto…
Una cascada de nuevo, dentro de mis pocas y
repetidas letras
un sendero que sólo a mi corazón se inclina,
tu boca mi amor, me invita, a dejar un nuevo
verso,
tu sentimiento ajeno a mí, me fuerza a
inventar una historia
y los pasajeros voladores de mis instantes
pasan
dejando una pequeña pluma de colibrí en mi
ventana.
Y también puedo decir que siento…
Envejece la piel, ¿pero acaso puedes creer que
el alma es una niña?,
acaba de nacer radiante, abrió la celda donde
prisionera estaba
y voló hasta tu elevada rama, para dejarte un
te quiero de improviso.
Quise borrar un beso, pero comprendí que nada
borra el amor
esos labios conjugados en tu lengua, hacen
rima de versos con los míos.
No se borrará el sabor dulzón del amor que
habita en mi alma
pero mañana, si vuelo hacia un espacio de
blancas lunas y encendidos luceros,
comprenderás que el amor es una locura,
la mejor locura como planta siempre viva
que habita el universo.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla, agosto 17/13
Publicado por
RAQUEL en 14:46
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