VIENDO AL MAR [56]
 La vida
es un antojo diario,
 perdida
voy añorándote,
 animada
con un nuevo día
 con el
mismo árbol de flores amarillas,
 con los
tonos violeta de un destino
 y tú,
amor mío, a la vera del camino.
 Rayan
del sol sus mágicos instintos,
 se
repiten las mismas letras de un pobre diccionario
 manos
de cansinas pecas y dolores añejos
 como un
vino caro sin servir,
 y un
deseo de continuo sin ser llenado.
 Almas
solitarias, ¿acaso estáis tristes?
 De un
bolero entre tu cintura me antojo,
 de una
flor marchita que busca miel en tu boca,
 de una
caricia perdida en la distancia.
 Perpleja
estoy, viendo hacia el infinito azul,
 descansada en una noche sin sueños,
 un
despertar de luces doradas en mi rostro
 una
lágrima, un libro negro, un escapulario.
 Pero
entorno la mirada a mi presente
 no hay
queja por ti, pero un sí por mí,
 al no
estar repetida contigo en la distancia
 en un
jardín de flores invencibles,
 que
resucitan de nuevo, al caer la tarde.
 Raquel
Rueda Bohórquez
 Barranquilla, agosto 16/13 
Publicado por 
RAQUEL     en  15:06  
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